Obesidad: factores de riesgo y complicaciones

La obesidad es un problema de salud pública que afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo. En España, concretamente, afecta a más del 20% de la población. Aumenta el riesgo de padecer diversas enfermedades y problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, enfermedad hepática, apnea del sueño…. También puede afectar a la calidad de vida, a la autoestima y al bienestar psicológico de las personas.

Este problema de salud se debe a un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético. En muchas ocasiones se simplifica mucho diciendo que una persona con obesidad tiene que comer menos y hacer más ejercicio, pero no resulta tan sencillo. Existen multitud de factores de riesgo que predisponen o favorecen el llegar a tener obesidad, entre ellos, se encuentran los siguientes:

  • Mala alimentación: una alimentación basada en procesados de mala calidad como la comida precocinada o la bollería, refrescos, frituras y elaboraciones muy grasas, además de unas cantidades excesivamente elevadas de comida.
  • Adicción al dulce: el consumo excesivo de azúcar hace que entres en un círculo vicioso en el que el cuerpo cada vez te pide más dulce. Hay que tener en cuenta que el azúcar es un hidrato de carbono de absorción rápida esto quiere decir que tu organismo lo va a demandar de manera constante.
  • Sedentarismo: la falta de actividad física, trabajos de 8 horas sentados delante de un ordenador, el tiempo delante del móvil, en redes sociales, las tardes en el sofá… van a llevarte a una falta de ejercicio físico que impide que tu cuerpo queme calorías al mismo ritmo que tú las ingieres.
  • Ansiedad, depresión: son enfermedades que en muchos casos cursan con una ingesta excesiva de productos ultra procesados. Tu cuerpo busca dopamina (la hormona de la felicidad) y estos productos generan una sensación de placer momentánea que te hacen pensar que los necesitas.
  • Ambiente obesogénico: te rodeas de personas que son sedentarias, que tienen una alimentación basada en ultraprocesados, donde las celebraciones conllevan comidas, alcohol, y todo lo que te rodea te incita a tener esas conductas que quieres modificar.
  • Alcohol: es una bebida que a nivel nutritivo no aporta nada y además es tóxica para el hígado, en cambio su aporte calórico sí que es elevado. Una ingesta diaria de este tipo de bebidas o un consumo excesivo los fines de semana favorecen que aumentes de peso y no te olvides de los problemas hepáticos o las resacas.
  • Factores económicos: un mayor poder adquisitivo te permite tener más opciones a la hora de comprar alimentos frescos y saludables. Al precio que está hoy en día la cesta de la compra cada vez más familias tienen dificultades para poder permitirse el pescado fresco o incluso el comer verduras a diario. Optando por comprar productos de peor calidad, pero de menor precio que sí que te permitan llegar a final de mes.
  • Educación desde la infancia: si desde tu infancia tienes una alimentación basada en poca o ninguna fruta y verdura, donde hay muchos fritos, poco pescado o muchas grasas además de bollería y refrescos va a ser mucho más complicado que en la edad adulta puedas llevar una alimentación saludable, ya que es algo que nunca se te ha inculcado y es un hábito que tienes instaurado desde hace muchos años por lo que modificarlo va a requerir mucho tiempo y esfuerzo.

Viendo todos estos factores de riesgo y seguro que alguno más que se te pueda ocurrir puedes empezar a entender porque decimos que la obesidad no es algo que dependa únicamente de comer mucho o moverse poco. Hay muchas personas con obesidad con mejores analíticas que personas delgadas, una cosa no implica la otra, pero también es cierto que unos niveles demasiado elevados de grasa corporal suponen una serie de problemas tanto a nivel físico como psicológicos:

Baja autoestima generada por querer tener un cuerpo “normativo”, salirte de los cánones de belleza actuales, que te descarten en un trabajo por el físico, sufrir bullying por el exceso de peso. Así como, la limitación para realizar ciertas tareas, el sentimiento de frustración por haber fallado tantas veces a la hora de intentar perder peso para “encajar” con el resto de las personas, llevándote en muchos casos a tener una vida online en la que nadie vea tu físico, provocando un aislamiento social importante.

El riesgo cardiovascular se va a ver aumentado por un mayor riesgo de sufrir, hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia…, enfermedades que aumentan el riesgo de mortalidad de las personas.

Por todo lo anterior, debes recordar que si quieres iniciar una pérdida de peso que funcione, lo primero de todo es que lo hagas por y para tí, no para contentar a tu entorno. Una vez tengas esto claro busca una forma de hacerlo con la que tú te sientas bien, que se adapte a ti a tus necesidades, gustos, ritmo de vida y no algo cerrado a lo que te tengas que adaptar y te impida ser feliz. Y por supuesto, vas a necesitar fuerza de voluntad, constancia, no siempre irá como tu quieres pero lo importante es que lo sigas intentando y que no lo des por perdido. Recuerda la importancia de buscar ayuda profesional y no solamente dietistas-nutricionistas sino también psicólogos, entrenadores personales titulados que sepan ayudarte y orientarte en el proceso y con los que tú te sientas a gusto trabajando. El abordaje de una obesidad debería ser interdisciplinar para aumentar las probabilidades de éxito.

Para finalizar, quiero recordar que no debemos culpar siempre a una persona por su problema y estar recordándoselo a cada rato. Es fundamental, tener en cuenta que pueden tener problemas de salud igual que el resto y que no todo se va a deber a ese exceso de peso. Me parece importante hacer hincapié en que no todas las obesidades son iguales, existen diferentes grados y no siempre se tiene que dar todo lo comentado anteriormente, cada persona es un mundo y no se debe generalizar. A lo mejor no tienen un peso perfecto, pero tienen todo el derecho a sentirse a gusto con su cuerpo y no tener que esconderse, poder hacer lo que quieran sin miedo a sentirse juzgadas por su peso.

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